Yo
no conocí a mi abuelo y esta historia sobre él, me la contó mi papá: Cuándo mi
papá era pequeño se levantaba por las noches para ir al baño. Una de esas
noches, vio que del cuarto de mi abuelo salían luces resplandecientes como arco
iris. Sorprendido se asomó por la cerradura de la puerta y observó que esas
luces salían de un espejo y que mi abuelo hablaba con ese espejo y sacaba de
allí unos lentes, un sombrero, unos zapatos y un pantalón. Sorprendido y
asustado mi papá dijo-“¡Que extrañas se ven todas esas cosas!, ¿Qué hace mi
papá?’’ Mi abuelo escuchó y salió de su cuarto, agarro a mi papá y le dijo en
secreto –“Reinaldo ven conmigo’’-. Mi padre entró en el cuarto, se detuvieron
frente al espejo, del sombrero mi abuelo sacó una alfombra la extendió y dijo-
“ven y siéntate en la alfombra, pero sí, agárrate bien’’. Mi papá así lo hizo.
Mi abuelo dijo unas palabras mágicas, la alfombra se elevó a través del espejo.
Mi papá muy asustado y con los ojos cerrados se agarraba durísimo de la
alfombra, sentía que volaban, pasando por pueblos, ciudades, playas, montañas,
bosques y selvas, hasta que llegaron a un mundo fantástico, donde todo lo que
desearas se hacía realidad. Allí habían otros niños con sus padres disfrutando
de ríos de chocolate y caramelos, montados en unicornios y dragones, otros
leían historias que se hacían realidad, era un mundo mágico como el de los
cuentos, mi padre se sentía muy feliz. Esa noche fue infinita. Mucho rato
después mi abuelo miró el reloj y angustiado gritó- “¡Reinaldo vámonos, apúrate
que ya es tarde!’’-. Mi papá dejó de jugar y corrió a montarse en la alfombra,
mi abuelo dijo las palabras mágicas pero la alfombra no funcionó. Desesperado
puso los lentes en la punta de la alfombra y se transformaron en una hélice,
los zapatos en el centro de la alfombra y se convirtieron en una cabina. De
pronto mi papá y mi abuelo volaban en un helicóptero que los llevó de regreso a
casa. Llegaron antes de que mi abuela se despertara. Guardando todo en el
espejo, mi abuelo le dijo a mi papá-“Rey, no le cuentes a nadie la aventura de
hoy, pero cuando seas grande compártela con tus hijos’’. Y así fue, mi papá me
contó la magia de mi abuelo, me mostró el espejo, me llevó a ese mundo mágico y
por eso hoy lo comparto con ustedes, porque yo sé que ustedes también han ido a
ese mundo mágico, con sus abuelos. Cuento Ganador del XII Concurso de Literatura Infantil 2013 "Un Cuento para La Ceiba". Adrián Chaviel Muñoz