La Mudanza: Grogorio Mijares |
Su
vida era la Música. Todos los días recorría la ciudad con unos infaltables
audífonos que iban directamente al bolsillo de la camisa. A veces parecía estremecerse con una guitarra eléctrica, o
flotar con un pianísimo de Chopin, o simplemente deleitarse con salsa, quizá
Maelo, tal vez la Fania. Muchas veces quisimos hablarle pero daba pena
interrumpirle su pasión por la música. Un día se desplomó frente a nosotros.
Todos corrimos a ayudarlo y pensamos que quizá
se había pasado de tragos. Un leve bajón en las defensas.
Lamentablemente pronto nos dimos cuenta de que estaba muerto y entonces alguien
pidió cuidado con la música le quitamos los audífonos de los oídos y los
guardamos celosamente en el bolsillo de la camisa donde esperábamos encontrar
un grabador, un radio, un MP3. Pero no, no había nada, los audífonos no
finalizaban en nada. O, a lo mejor sí, quizá finalizaban en alguna música
espiritual que no necesitaba de aparatos. Del Libro Ebriedades: Gonzalo Fragui